martes, 2 de diciembre de 2014

Segunda cita: hoy mojamos en Brañazarza

Después de la primera cita me quedé con ganas de más, de probar el barro, el bosque, de meter la zarpa hasta atrás en esa mezcla de hojas secas y tierra mojada que son nuestros bosques en otoño. La semana había sido propicia, con algo de agua para ir preparando el terreno. Toda la semana esperando que pasara rápida la rutina laboral y llegara de nuevo el fin de semana. Toca planificarse y buscar los huecos: el sábado compromisos familiares matutinos y por la tarde al cine, a ver Interestelar. ¡Qué peliculón! La cita con las raptor será el domingo, sin mucho madrugar, que la semana ha sido dura. Ya habrá que madrugar cuando las tiradas tengan que ser largas. Ahora toca disfrutar, recuperar sensaciones y relajarse.
Con dudas de a donde ir me subo al coche, y casi por inercia me dirijo a Cieza. Me apetece algo cortito, en torno a dos horas, sin pistas y con bosque, para disfrutar y relajarme, que luego hay que ir al Noriega a comer las rabas. Dejo el coche en el área recreativa del arroyo Candanoso. Para llegar ahí es necesario seguir la carretera que atraviesa Villayuso y Villasuso (nunca se cual va primero) y llegar hasta un cruce: a la izquierda la carretera que sube al cueto Brenes y a la derecha, ya cambiando a pista transitable en coche, todo seguido hasta el área recreativa. No tiene pérdida.
El área recreativa
El día está fresquito, 16º a las 11 de la mañana, nubladete y húmedo (ha estado chispeando a ratos), ideal para correr. Membrana en la riñoñera, tres cuartos de litro de agua, un gelecito y ¡vamos allá! .
Seguimos por la pista unos 500 metros en falso llano, dejamos atrás una pista que sube al monte de la derecha, un camino que cruza el río y sigue el Candanoso hacía la izquierda, y un puentecito de madera por el que bajaremos luego. A la altura de un cerco para ganado la pista se convierte en un camino tirando a llano con zonas de barro y otras pedregosas, bastante divertido y que se introduce en el bosque, entrecruzándose varias veces con el arroyo del Tojo, que esconde algún pequeño pozo con sombrías caídas de agua. En estos cruces las raptor parece que tienen ganas de mojar y, al final, lo consiguen. No son especialmente estancas, pero evacúan rápido la humedad. En esta época aún no baja mucha agua y se vadea muy bien, pero cuando el arroyo baje crecido puede estar divertido. Apunte: este tramo esta bien para hacerlo con los críos, pero siempre con calzado adecuado y sin protestas por el barro con el que vuelvan.

Tras 1 km de camino casi sin pendiente, el camino hace un pequeño giro a la derecha (dejamos una senda que sigue recta y que sube hacia el Virotón). Tras una pequeña rampita el camino desaparece y se convierte en senda. Aquí hay dos opciones que llevan al mismo sitio: hacer un zigzag, primero izquierda y luego derecha, o una fuerte rampa en línea recta, que sirven para coger la cresta que nos llevará al Mozagro. Yo cogí el zigzag. La senda por la cresta alterna cortos tramos de "descanso" con largos tramos de subida inclemente, con tracción dificultosa en los días húmedos, atravesando tramos de helechos y escajos, y  otros de robledal y acebal. En uno de esos tramos tuve unos de esos momentos "mindfulness" que por si solos justifican la excursión: trotando por un robledal, unas ráfagas de viento ponen a volar cientos de hojas que me envuelven, revoloteando a mi alrededor. Vamos que solo me faltaba la música de Gladiator para pensar que iba caminando por el Elíseo. Aunque solo sean unos escasos segundos se hacen eternos,... mi alma recupera aliento.

En apenas 2 kilómetros se ganan 500 metros de desnivel para llegar a la cima del Mozagro. Un poco antes de la cima atravesamos el camino que viene del Toral  y que hicimos en la ruta Coó-Mozagro-Coó.

La niebla sobre Brañazarza desde la subida al Mozagro
Lo últimos metros para llegar a la cima son " a derecho" por un caminuco difícil de ver entre los escajos (pero está) y a través de la cual entramos en la niebla que envuelve la cumbre (km 3,800). Una vez ahí, me acuerdo de no haber traído el GPS, no hay más de 10 metros de visibilidad. Consigo coger el camino que baja a la braña del Portillo sin dificultad. A lo lejos se oyen voces y a la altura de la cabaña sorprendo a un grupo de senderistas que estaban descansando. Aquí la niebla se ha vuelto muy densa y siguiendo la divisoria busco el camino que sube al Toral. Es una pendiente bastante asumible, que subo corriendo (voy cogiendo algo de fondo ya). Cuando llego a la cima (km 6), las vistas son bastante escasas, así que un gelecito, manguitos hasta arriba y para abajo por la subida del Soplao, dirección Brañazarza.
La bajada del Toral a Brañazarza
Este tramo es de bajada fuerte (500 metros para bajar 150) y hay que hacerlo con cuidado: tierra suelta, piedras y en muchas ocasiones es recomendable buscar la adherencia de los escajos del borde. Las raptor se comportan bien, con algún patinazo "controlado" al bajar por la tierra suelta. Una vez abajo, comienza un tramo rompepiernas con varios "subeybaja" de unos 2,5 km que nos lleva por la cresta  que va del Toral al Tordías, paralelos a la alambrada que separa las juntas vecinales en dirección Sur, hacia Brañazarza. En este tramo la senda es de tierra, bien marcada, con algún barrizal y vas atravesando varios bosquecillos de hayas y robles, que muestran todo su encanto envueltos en la niebla. Es un ambiente mágico, que se goza especialmente si vas solo, con el profundo silencio que produce la niebla.

Brañazarza "in the mist" El gorila está detrás del móvil.
Aproximadamente en el km 9, a la altura del refugio de Brañazarza, un camino bastante visible sale hacia la izquierda , dirección Noreste, y comienza a bajar por el hayedo. Al principio alterna un par de tramos de braña quemada y bosque. Al entrar al segundo tramo de bosque  hay que tener cuidado: el camino desaparece en el bosque, gira hacia la izquierda y mantiene altura en lugar de seguir bajando, y es fácil perderlo. En unos metros el camino vuelve a ser evidente, ensanchándose. Durante unos metros bordea una vaguadita, con un pequeño repecho, cruza un par de riachuelos (¡barro!!!!) y un nuevo tramo de braña. Después (km 10,5) se junta con otro de los caminos que baja de Porciles, en lo que se llama el Virotón (creo) y a partir de ahí ya es todo bosque, con una trepidante bajada de unos 2km repleta de hojas y barro, de esas disfrutonas, que  dan pena que se acaben y en las que meto las zarpas hasta los tobillos unas cuantas veces. El bosque está precioso, con toda la gama de ocres en su esplendor y me detengo un par de veces a contemplarlo.

Bosque otoñal

En este tramo el sendero es bien visible y en los cruces hay que seguir la señalización del PR. Me lo apunto para volver cuando haya nevado o hacerlo por la noche. Al final nos reincorporamos a la pista del comienzo por un puentecito de madera, tiramos hacia la derecha y en 500 metros se llega a la campa.
En resumen, 1 hora 59 minutos de actividad para 13,3 km, +800m y 1600 de acumulado.
Las raptor ya las doy por estrenadas, nuestra relación se ha consumado. Ahora a darlas caña.

Así lucían después de la consumación

La ruta en Garmin Connect: AQUÍ

La ruta en Google Earth:

El perfil:







No hay comentarios:

Publicar un comentario