miércoles, 24 de diciembre de 2014

Entrenando a la puerta de casa: Herrera-Toral-Mozagro-Ibio

Diciembre avanza: el otoño ya se ha dejado notar, las lluvias han vuelto a ser habituales, los días se acortan rápidamente, y ya hay que ir definiendo los objetivos del 2015 y comenzar con las rutinas de entrenamiento. Para ello nada mejor que una de las rutas que más suelo hacer durante el año: la subida a las tres cimas más septentrionales del interfluvio Saja-Besaya, es decir, Ibio, Mozagro y Toral.


Lo bueno de esta ruta es su "modularidad" adaptable a los diferentes momentos del año, pudiendo aumentar distancia, desnivel y tipo de terreno a conveniencia, y, sobre todo, que está a cinco minutos de casa, con lo que no hay que madrugar mucho. Además es el terreno en el que desde el año pasado se disputa la "Caballucos del Diablo" Night Trail en la noche de San Juan, y que el año pasado me quedé sin correr al coincidir con el GTP. Espero que este año me cuadre un poco mejor.


Dejamos el coche tras pasar el pueblo de Herrera de Ibio, junto al río al lado de una vieja bolera. Son las 10:30, el día está fresco, nublado y con lluvia intermitente. Cogemos el camino asfaltado, con indicadores hacia la Braña del Oso y el restaurante La Hermida. Por la izquierda llega una pista por la que bajaremos al final. Tras unos 500 m de llano, un repecho de unos 200m nos lleva hasta una portilla canadiense donde dejamos el asfalto y se pasa a una pista ancha y de buen firme. Hacía la izquierda sube la pista que lleva hasta Coó. Nosotros tiramos por la pista que sigue de frente, primero una pequeña bajada, luego una pequeña subida y llegamos a una serie de cabañas/casas dispersas, donde está el restaurante La Hermida. Unos metros más allá hay un nuevo cruce (km2,700). Hacia la izquierda, en dirección sur, la pista que sube por la Braña del Oso, por la que también se puede subir al Toral; a la derecha, dirección noroeste un camino que sube a unos caseríos, y la nuestra, la que sigue dirección oeste.


Después del cruce comienza la subida propiamente dicha, con una rampita en zigzag para quitar el frío. El firme sigue siendo bueno, pero no está bien afirmado y cuando está mojado cuesta un poco tener buena tracción por el barrillo que se forma. Aproximadamente en el km 4 hay un nuevo cruce, donde cogemos el ramal que va hacia arriba, a la izquierda. La pista continua con una pendiente más suave, rota por algún repecho más pronunciado, y acaba transformándose en una camino-cortafuegos de tierra dura, con profundas rodaduras, seguida de un tramo pedregoso y pesado de andar (correr si vas fuerte). Sobre el km 6,500 el camino gira a la izquierda y se va a unir con el que sube de la Braña del Oso, sin llegar al collado. En ese momento abandonamos el camino y seguimos unas rodaduras que suben rectas a través de la braña hasta llegar a la zona de "Cotero Lobo" (km 7). Desde esta zona, hacia el sur hay unas estupendas vistas: Ucieda, los bosques del Saja, Peña Sagra, la sierra del Cordel, Picos,... pero el día está nublado y no se ve nada más allá de unos cientos de metros. Además comienza a llover y el viento es frío, me tengo que poner la membrana para no congelarme, gelecito y trotando hacia la izquierda, siguiendo la alambrada hacia el Toral (km 8).


Desde aquí, camino más que conocido hacia el Mozagro (km10,200), haciendo la inversa a la ruta de hace dos semanas, sin mucho cambio en la visibilidad. Pequeña bajadita y subiendo al Acebo, me cruzo con otro corremontes que también lleva cara de frio. En la cima del Acebo tomamos rumbo este hasta adivinar un camino antiguo que, siguiendo el borde del cortado que da hacia Coó, baja hacia el norte entre brañas y  escajos, con alguna señal de PR de vez en cuando. Este camino baja paralelo a la subida que hicimos en la ruta nocturna de Coó-Mozagro y desemboca en el caserío al borde la pista Coó-Herrera. Si se os hace demasiado larga la ruta, por aquí a la izquierda se puede bajar hacia Herrera, llegando a la canadiense del principio. Una alternativa más larga es, desde la cima del Acebo, bajar en línea recta al refugio que se ve en la braña de abajo y por el que pasa el camino del Toral al castañal de Coó, bajar hasta el pueblo y luego subir Ibio (ruta Coó-Mozagro-Coó).


Una vez en la pista, vamos por dirección Coó unos 200 metros hasta encontrar una rampa de tierra/barro (hoy tocaba barro) que sube hacia la izquierda. Esta subida a Ibio por la cara sur es una de mis partes favoritas, siempre con agua y embarrada (aunque prefiero bajar que subir). De inicio hay que pasar un pequeño riachuelo que hoy está especialmente embarrado por el paso de motos y donde meto la zarpa hasta por encima de los tobillos. Después un primer tramo de subida andando por el camino-riachuelo, procurando traccionar, que va bordeando un pinar donde suele haber corzos, hoy no veo ninguno. Compruebo que las raptor drenan bien el agua, la verdad es que muy bien. Descansillo con pequeño giro a la derecha, cruzamos un riachuelo sin complicaciones y atravesamos trotando unos praos. A la salida de los praos otra nueva pala, donde hay varias opciones para subir, todas bastante húmedas. Últimamente sigo un sendero que va por la derecha, que tiene más barro y menos agua, está bien marcado y no tiene pérdida. Otro descansillo en una braña por la que podemos trotar y llegamos a las últimas rampas. El camino va por una trinchera que sube el cortado de la cara sur de Ibio, muy abrupto, con rocas sueltas, pequeños cortados y agua (hoy baja un pequeño arroyo). Cuando lo bajas es un tramo muy entretenido (cuidadín con los tobillos).




Último tramo de la subida a Ibio, desde los "praos"
Ya en las últimas y otra vez muerto de frío por el viento, me sumerjo en la niebla que cubre Ibio y llegamos a la pista que sube a las antenas unos 400 metros antes de la cima, justo antes de la última rampa de hormigón. Trote cochinero hasta el punto geodésico donde, ¡oh casualidad! me encuentro con parte de mi familia política. Un minuto y unas palabras de cortesía, un gelecito y para abajo que me quedo pajarín.


La bajada se hace "a huevo" por las brañas de la cresta en dirección noroeste, castigando mis cuádriceps de forma despiadada, hasta llegar a una pista que seguimos hacia la izquierda. Aquí (km17,900) hay dos opciones para bajar y que llegan al mismo punto. Una (ver aquí) que baja por dentro del pinar en zigzag, siguiendo la pista por la que vamos, hasta llegar a coger una pista ancha que sigue dirección oeste y que pasa por un caserío donde ya he tenido varios encuentros en la tercera fase con sus perros sueltos (no muy agradables). La otra, la que hacemos hoy, sigue recto por un cortafuegos incómodo, lleno de piedras sueltas, manteniéndonos a la izquierda del pinar. Desemboca en una pista que seguimos hacia la izquierda, cruzamos otro riachuelo, y luego se encamina hacia la derecha por un ancho sendero de tierra y piedra que baja trepidante hasta unirse con la pista del caserío de los perros (km20). Solo queda un pequeño tramo de bajada y llegamos al asfalto de donde partimos, 50 metros y en el coche. Mejor dicho, primero al río a remojarse y quitar el barro que hoy si que lo hemos catado.


En resumen, 20,300km con 1200m de desnivel positivo, 2400 acumulados y variedad de terrenos.
La ruta en Garmin Connect: aquí
El perfil de la ruta:





martes, 2 de diciembre de 2014

Segunda cita: hoy mojamos en Brañazarza

Después de la primera cita me quedé con ganas de más, de probar el barro, el bosque, de meter la zarpa hasta atrás en esa mezcla de hojas secas y tierra mojada que son nuestros bosques en otoño. La semana había sido propicia, con algo de agua para ir preparando el terreno. Toda la semana esperando que pasara rápida la rutina laboral y llegara de nuevo el fin de semana. Toca planificarse y buscar los huecos: el sábado compromisos familiares matutinos y por la tarde al cine, a ver Interestelar. ¡Qué peliculón! La cita con las raptor será el domingo, sin mucho madrugar, que la semana ha sido dura. Ya habrá que madrugar cuando las tiradas tengan que ser largas. Ahora toca disfrutar, recuperar sensaciones y relajarse.
Con dudas de a donde ir me subo al coche, y casi por inercia me dirijo a Cieza. Me apetece algo cortito, en torno a dos horas, sin pistas y con bosque, para disfrutar y relajarme, que luego hay que ir al Noriega a comer las rabas. Dejo el coche en el área recreativa del arroyo Candanoso. Para llegar ahí es necesario seguir la carretera que atraviesa Villayuso y Villasuso (nunca se cual va primero) y llegar hasta un cruce: a la izquierda la carretera que sube al cueto Brenes y a la derecha, ya cambiando a pista transitable en coche, todo seguido hasta el área recreativa. No tiene pérdida.
El área recreativa
El día está fresquito, 16º a las 11 de la mañana, nubladete y húmedo (ha estado chispeando a ratos), ideal para correr. Membrana en la riñoñera, tres cuartos de litro de agua, un gelecito y ¡vamos allá! .
Seguimos por la pista unos 500 metros en falso llano, dejamos atrás una pista que sube al monte de la derecha, un camino que cruza el río y sigue el Candanoso hacía la izquierda, y un puentecito de madera por el que bajaremos luego. A la altura de un cerco para ganado la pista se convierte en un camino tirando a llano con zonas de barro y otras pedregosas, bastante divertido y que se introduce en el bosque, entrecruzándose varias veces con el arroyo del Tojo, que esconde algún pequeño pozo con sombrías caídas de agua. En estos cruces las raptor parece que tienen ganas de mojar y, al final, lo consiguen. No son especialmente estancas, pero evacúan rápido la humedad. En esta época aún no baja mucha agua y se vadea muy bien, pero cuando el arroyo baje crecido puede estar divertido. Apunte: este tramo esta bien para hacerlo con los críos, pero siempre con calzado adecuado y sin protestas por el barro con el que vuelvan.

Tras 1 km de camino casi sin pendiente, el camino hace un pequeño giro a la derecha (dejamos una senda que sigue recta y que sube hacia el Virotón). Tras una pequeña rampita el camino desaparece y se convierte en senda. Aquí hay dos opciones que llevan al mismo sitio: hacer un zigzag, primero izquierda y luego derecha, o una fuerte rampa en línea recta, que sirven para coger la cresta que nos llevará al Mozagro. Yo cogí el zigzag. La senda por la cresta alterna cortos tramos de "descanso" con largos tramos de subida inclemente, con tracción dificultosa en los días húmedos, atravesando tramos de helechos y escajos, y  otros de robledal y acebal. En uno de esos tramos tuve unos de esos momentos "mindfulness" que por si solos justifican la excursión: trotando por un robledal, unas ráfagas de viento ponen a volar cientos de hojas que me envuelven, revoloteando a mi alrededor. Vamos que solo me faltaba la música de Gladiator para pensar que iba caminando por el Elíseo. Aunque solo sean unos escasos segundos se hacen eternos,... mi alma recupera aliento.

En apenas 2 kilómetros se ganan 500 metros de desnivel para llegar a la cima del Mozagro. Un poco antes de la cima atravesamos el camino que viene del Toral  y que hicimos en la ruta Coó-Mozagro-Coó.

La niebla sobre Brañazarza desde la subida al Mozagro
Lo últimos metros para llegar a la cima son " a derecho" por un caminuco difícil de ver entre los escajos (pero está) y a través de la cual entramos en la niebla que envuelve la cumbre (km 3,800). Una vez ahí, me acuerdo de no haber traído el GPS, no hay más de 10 metros de visibilidad. Consigo coger el camino que baja a la braña del Portillo sin dificultad. A lo lejos se oyen voces y a la altura de la cabaña sorprendo a un grupo de senderistas que estaban descansando. Aquí la niebla se ha vuelto muy densa y siguiendo la divisoria busco el camino que sube al Toral. Es una pendiente bastante asumible, que subo corriendo (voy cogiendo algo de fondo ya). Cuando llego a la cima (km 6), las vistas son bastante escasas, así que un gelecito, manguitos hasta arriba y para abajo por la subida del Soplao, dirección Brañazarza.
La bajada del Toral a Brañazarza
Este tramo es de bajada fuerte (500 metros para bajar 150) y hay que hacerlo con cuidado: tierra suelta, piedras y en muchas ocasiones es recomendable buscar la adherencia de los escajos del borde. Las raptor se comportan bien, con algún patinazo "controlado" al bajar por la tierra suelta. Una vez abajo, comienza un tramo rompepiernas con varios "subeybaja" de unos 2,5 km que nos lleva por la cresta  que va del Toral al Tordías, paralelos a la alambrada que separa las juntas vecinales en dirección Sur, hacia Brañazarza. En este tramo la senda es de tierra, bien marcada, con algún barrizal y vas atravesando varios bosquecillos de hayas y robles, que muestran todo su encanto envueltos en la niebla. Es un ambiente mágico, que se goza especialmente si vas solo, con el profundo silencio que produce la niebla.

Brañazarza "in the mist" El gorila está detrás del móvil.
Aproximadamente en el km 9, a la altura del refugio de Brañazarza, un camino bastante visible sale hacia la izquierda , dirección Noreste, y comienza a bajar por el hayedo. Al principio alterna un par de tramos de braña quemada y bosque. Al entrar al segundo tramo de bosque  hay que tener cuidado: el camino desaparece en el bosque, gira hacia la izquierda y mantiene altura en lugar de seguir bajando, y es fácil perderlo. En unos metros el camino vuelve a ser evidente, ensanchándose. Durante unos metros bordea una vaguadita, con un pequeño repecho, cruza un par de riachuelos (¡barro!!!!) y un nuevo tramo de braña. Después (km 10,5) se junta con otro de los caminos que baja de Porciles, en lo que se llama el Virotón (creo) y a partir de ahí ya es todo bosque, con una trepidante bajada de unos 2km repleta de hojas y barro, de esas disfrutonas, que  dan pena que se acaben y en las que meto las zarpas hasta los tobillos unas cuantas veces. El bosque está precioso, con toda la gama de ocres en su esplendor y me detengo un par de veces a contemplarlo.

Bosque otoñal

En este tramo el sendero es bien visible y en los cruces hay que seguir la señalización del PR. Me lo apunto para volver cuando haya nevado o hacerlo por la noche. Al final nos reincorporamos a la pista del comienzo por un puentecito de madera, tiramos hacia la derecha y en 500 metros se llega a la campa.
En resumen, 1 hora 59 minutos de actividad para 13,3 km, +800m y 1600 de acumulado.
Las raptor ya las doy por estrenadas, nuestra relación se ha consumado. Ahora a darlas caña.

Así lucían después de la consumación

La ruta en Garmin Connect: AQUÍ

La ruta en Google Earth:

El perfil:







lunes, 24 de noviembre de 2014

Primera cita en monte Aa

En algún sitio leí alguna vez que estrenar unas zapatillas de trail nuevas era como echarse novia. Pues bien, recién jubiladas mis Lafuma (que gran zapatilla, más de un año de caña por el monte y aún las queda algún viaje) me decidí a hacer caso a Pascual y a muchas de las críticas que había leido por foros y compré las "La Sportiva Ultraraptor" (crítica Trailrunning Review aquí).

Así lucían al estrenarlas
Dos semanas en el armario llevaban ya las pobres gritando "monte, monte" cada vez que abría la puerta y me las ponía para bajar al perro (para que se fueran haciendo al pie, que Quijas es salvaje pero no tanto). Al final llegó su oportunidad, un domingo húmedo y nubloso de los que ha habido pocos en los que llevamos de otoño. Alguna gotuca y promesa de barro. Para estrenarlas decidí hacer una ruta que hago con cierta frecuencia en alguna de sus variantes: Monte Aá-Sierra del Escudo.

Sin madrugar mucho, me planto en Ruente a eso de las 10:30. Nada más pasar el pueblo, a la derecha se cruza un puente que lleva hacia Monte Aá. Dejo el coche justo tras pasar otro puentecito, en una zona donde se suelen acumular troncos y donde está el cartel indicador de la ruta.


Cogemos la pista de la izquierda (por la derecha se baja en los 10000 del Soplao). La pista es ancha, con buen firme y nos va llevando en una suave pendiente hacia monte Aá. A la derecha vamos dejando alguna cabaña y explotaciones ganaderas. Poco antes de 2 km encontramos un cruce, cogemos la de derecha (también hay cartel indicativo). Antes de eso habremos pasado algunos caminos que salen a la derecha (por uno de esos bajaremos), pero no hay duda de cual es el principal.

Después del cruce la pendiente aumenta y, aunque llevadero, cuesta más subir. Ya vamos rodeados de bosque y, aún siendo pista la sensación es de que estás en el bosque. En ese momento, estruendoso sonido de 5 quads que se acercan por la espalda, me pasan (al menos saludan) y en unos minutos dejo de oírlos. Paso por la curva de donde sale la senda a los arboles singulares de Monte Aá (muy recomendable) y allí me encuentro a los paisanos de los quads repostando (cigarrillo, bota de vino, cervecita, ¡viva el monte!). Sigo para arriba a lo mío.

Llegando al km 7, ya en el collado, cogemos un desvío a la derecha, indicado con un cartel que pone "Sierra del Escudo". El camino cambia: tierra (generalmente embarrada, pero está todo seco, aunque haya llovido algo por la noche) y pindio (aquí el cuerpo pide algo de tregua y subo andando un par de rampas duras). Tras un par de zigzag el camino coge nivel por encima del bosque y tras 1,5 km subimos por un camino que sale hacia la izquierda y ya sube hasta la sierra del Escudo. Para mi sorpresa consigo hacerlo corriendo (¡voy cogiendo fondo!). 
Las vistas desde la sierra del Escudo suelen ser espectaculares, pero hoy las nubes tapan casi todo. El viento es frío y llueve un poco. Me pongo el chubasquero, un gelecito, unas fotos y seguimos.

La masa boscosa de Monte Aá
Sierra del Cordel
Peña Sagra
San Vicente de la Barquera
Comillas
 Por el cordal del Escudo seguimos dirección Este (hacia el Oeste ya iremos un poco más avanzada la temporada), el camino es una senda rota, que alterna barro negruzco, turbón, con lastras mojadas, auténticas trampas para los confiados, y pequeñas brañas por las que da gusto correr. Como ya voy sobre aviso, apoyo con cuidado. Hoy no hay mucho barro, pero las piedras están mojadas, aún no conozco bien las "zapas" y, como en toda primera cita, si te propasas tienes muchas probabilidades de llevarte una torta. Las primeras sensaciones son buenas, agarran bien, pero me llevo un par de sustos. En general se puede correr por este tramo del cordal, aunque hay un par de repechos y algún tramo muy roto en los que camino.
El cordal por el que vamos y al fondo Ibio, Acebo, Mozagro y Toral
 Así tras 4 km que, pese a ser divertidos, se hacen un poco largos, llego a cruzarme con el camino que sigue el Soplao y, pasando una alambrada a la derecha, me encamino al cortafuegos que baja de nuevo hacia Ruente: 200 de desnivel en apenas 500 metros, con una rampa descarnada y una tierra recién humedecida que resbala como el demonio. La senda es visible, pero en general se baja mejor por los matojos, que resbalan menos que la tierra.
El cortafuegos desde arriba
El cortafuegos desde abajo
Bajo con mucho cuidado, se me cargan los cuadriceps y, aún así, me llevo un par de sustos. Esta bajada es peligrosa mojada, pero hoy casi que lo estaba más de lo habitual. Buen sitio para probar la adherencia de las ultraraptor, que no me decepcionan.

Una vez abajo, llegamos de nuevo a una pista de tierra llana que seguimos hacia la derecha. Para hacer algún kilómetro de más decido seguirla (en lugar de bajar por donde lo hace el recorrido del Soplao, indicado con postes) y, ya hacia abajo, 3 km por buen firme hasta salir de nuevo a la pista de inicio. Desde ahí todo llano hasta el coche.

En resumen 17 km, +730m, 1500 de acumulado y primera cita superada. Creo que será el inicio de una fructífera relación, pero habrá que esperar a la próxima para entrar en profundidades...

La ruta en Garmin Connect: aquí
Una panorámica en Google Earth y el perfil



miércoles, 5 de noviembre de 2014

Picos: El día de acordarse de todos los santos

El otoño ya amenazaba en los partes meteorológicos (escribo esta entrada cuando lleva toda la tarde lloviendo y tronando) y para comenzar la estación oscura con buen pie, el 1 de Noviembre, día de Todos los Santos, nos fuimos a las empinadas canales y peñascos de Picos. ¡Que mejor manera de celebrar el año nuevo celta! En el elenco de Samaín 2014 (versión de andar por casa de la cinematográfica saga Halloween): José Luis, a lo Torrente, como director, guionista y actor principal, Pascual como secundario de lujo, con el debut en pantalla grande de Ramón, y yo mismo como víctima propiciatoria. Buen sitio para estrenar la camiseta de finisher del GTP y dar por finalizado el ciclo útil de mis castigadas Lafuma MoonRace.

Estas cosas hay que comenzarlas con la fresca. Los capitalinos salen a las 6, me recogen a las 6:25 y a las 7:50 empezamos a darle zapatilla desde Tanarrio (650m). En la salida hay dudas: pantalón corto o largo, chaqueta o micropolar, zapatillas viejas o nuevas, ... al final pantalón corto, camiseta, micropolar, membrana ligera por si acaso (Ramón, ya sabes que pedirle a los Reyes), polainas cortas de Decathlon (gran compra por 15€) y pa'rriba.

Comenzamos por una pista en suave ascenso. Para ir calentando Pascual se anima y nos hace trotar a ratos (sin mucho éxito) hasta llegar cerca de Peñas Negras y ver lo que se nos viene encima: la canal de Lechugales, 1800 m de desnivel positivo en un terreno incómodo, que alterna bloques de roca con pedregales sueltos y en la parte baja zonas de hierba, pero sin pasos complicados (hay que echar la mano en alguna ocasión).

La Canal de Lechugales desde Peñas Negras

Mirando hacia atrás durante la ascensión
 Jose se ve en su salsa y nos lleva, sobre todo a mi, con la lengua fuera. Pasamos a un hombre que también sube por la canal y rápidamente lo dejamos atrás. La ascensión es larga, muy larga, pero la canal es espectacular. Poco a poco vamos ganando altura, y cuando parece que llegamos arriba, un giro a la izquierda y otro muro ante nosotros... paradiña para respirar.


Paradiña antes del último muro



Muestra de los pedregales del final.
Seguimos pa'lante, poco a poco, y llegamos a la Morra. Conseguimos subir en 3h 18min, 10 minutos mejor que el horario más optimista. Para como me encontré de sensaciones, no estuvo mal haber aguantado ese ritmo (nuestra estimación más optimista era de 3:30), debía ser cosa del "post salida" de guardia.
La cima de la Morra con su "verruga"

 Llevaba toda la semana mentalizándome para subir la verruga y su paso: que si es un II o un III-, que si tiene "patio", etc... fotos de blogs, videos de YouTube,... La verdad es que subir me resultó fácil, no me dio sensación aérea en ningún momento y no había muchas complicaciones técnicas. Cumbre (2437m, techo del Macizo Oriental): niebla, viento y frío, nos colocamos toda la ropa de abrigo (benditos guantes) y comemos algo. Cinco minutos y en marcha que nos congelamos. Bajar ya me costó algo más; no estoy acostumbrado a estas gaitas y me tuvieron que guiar los apoyos desde abajo,... poca cosa. Me las hacia yo muy feliz... "lo peor ya está superado". Pobre iluso...

Cumbre de la Morra
Tras la Morra, la idea era alcanzar la canal del Jierru, atravesarla sin perder mucha altura y coger al otro extremo la parte final que sube al Pico Cortés. Comenzamos a bajar, seguimos algunos jitos y se adivinan rastros de sendero en algunos puntos. Tras subir una pequeña colladina conectamos con la parte alta de la canal del Jierru.
Bajando hacia la canal del Jierru
Aquí el terreno está muy roto y vamos por donde podemos pasar. No hay lugar a resbalones. Ya me voy tensando, esto no entraba en los planes. La roca de la pared está muy fragmentada y tenemos algún susto con los apoyos, provocando algún desprendimiento, afortunadamente sin consecuencias.
Atravesando la Canal del Jierru
 Cuando vamos llegando al otro extremo veo que mis compis guardan los bastones. Cándido e inocente preguntó: ¿por qué guardáis los palos? En seguida veo la razón. En la parte final de la canal hacia Pico Cortés aquello se empina de narices, ¿mas de un 40% de pendiente?, hay que echar las manos. Nada especialmente técnico, pero la pared está fragmentada y cualquier apoyo tiene que ser cuidadoso para no quedarte con un trozo de pared en la mano y darte una excursión canal abajo. El #$%&*# del guía no me había advertido de esto y me pilla desprevenido; no hay marcha atrás, tiramos para arriba.
Observando la parte final de la canal del Jierru
Los demás hacen escalada, yo lo más que he escalado son las tapias de los praos de mi pueblo y voy lento. Para más inri, tratando de seguir sus pasos intento cruzar una pedrera y, de repente, noto que no tengo apoyo y me deslizo. Mala elección. ¡Rodríguez saca las uñas!, me agarro con lo que puedo a donde puedo y me estabilizo haciendo el cristo en mitad de la pedrera. Miro para abajo, no es un sitio para matarse pero una buena hostia no me la quita nadie. Segundos de incertidumbre,.. "chicos, tengo un problema". Por fin me miran, detecto alguna cara de apuro (¿qué cojones ha hecho éste para meterse ahí?, reflejan las caras). Jose hace el amago de acercarse. Afortunadamente, mantengo la calma, tomo aire y, siguiendo las indicaciones de los expertos,  pego un impulso con mi pierna izquierda a lo Stallone en "Máximo riesgo" y consigo engancharme a roca firme. Puffff, que susto, respiro hondo y, aún tenso, tiro todo para arriba sin mirar atrás. A Jose, que ahora va pegadito a mi, le tienen que pitar los oídos: me voy acordando de todos sus antepasados, sobre todo cuando me dice que se olvidó comentarme ese tramo. En unos pocos minutos llegamos arriba; tengo que parar, los músculos duelen de la tensión, tomar un gel y relajarme un poco. Estos cabrones se descojonan, me cagüen sus muelas, al final yo también me rio... He de reconocer que al final estas cosas me gustan, debo ser un poco masoca.

Respirando aliviado tras subir la canal

De ahí a la cumbre del Pico Cortés(2370m,  "punto geodésico de primer orden", recuerda Jose) tardamos dos minutos. El día se ha abierto algo y tenemos unas estupendas vistas sobre el Macizo Central y Áliva.
Cima del Pico Cortés

Áliva

Macizo Central
Dura poco la alegría en casa del pobre, toca seguir, y ya no me fio de lo que nos queda. Ahora descendemos pasando por la parte superior de la canal de Covarones para llegar al Prao Cortés, último objetivo de la jornada. El terreno sigue siendo abrupto, hay que ir con cuidado. Hay algún paso delicado pero la verdad es que paso sin problemas ni sensación de apuro. Luego cuando veo las fotos me sorprende un poco no haberlo pasado mal en ese tramo.
Bajando de Pico Cortés

Sobre la canal de Covarones
Llegamos a collado Cortés y, sin mayores dificultades, subimos a Prao Cortés (2286m) por una tendida subida. Desde aquí ya observamos el valle de Liébana entre la niebla y el collado de Cámara, con cumbre Avenas detrás.
Cumbre Avenas
El descenso hacia Aliva lo realizamos por la vertiginosa canal de las Grajas, con su largo pedrero por el que Pascual y Jose se lanzan a toda leche, haciendo galas de sus dotes de esquiadores sobre piedra  (Jose con técnica y Pascual sin sentido común). Ramón y yo bajamos con más prudencia, pero aún así, la bajada se hace rápida y divertida, con alguna culada que otra. Llegamos hasta la cota 1700m y aquí mantenemos altura hasta pasar por Collado Rojo y de ahí al Collado Cámara. Este tramo ya lo hacemos a ratos andando, a ratos a trote, pues el terreno ya lo permite.
Tramo Canal de las Grajas-Collado Rojo
Desde el collado Cámara (1700m) nos lanzamos al trote hacia Tanarrio (aproximadamente 1000m de desnivel negativo en 5,5 km) en un divertido descenso que, a ratos, hacemos entre la niebla. Un pequeño despiste nos mete en un avellanal, pero conseguimos corregirlo sin muchos rodeos y cogemos ya la pista que nos lleva al pueblo.
Sendero que baja a Tanarrio
Al final, 19km con 2500m de desnivel positivo, 5000 acumulados y 8h34m de actividad, por un terreno solo apto para gente con cierta experiencia en montaña. Aunque hubo ratos con cierta tensión, la experiencia ha merecido la pena. Afrontar las limitaciones de cada uno (en mi caso el miedo a las altura) con cierto éxito siempre es gratificante. Y más si se hace con buenos compañeros (aunque sean un poco cabrones). Por cierto, mis Lafuma se niegan a fallecer, habrá que darlas más caña. Mala decisión de los de Lafuma que han retirado este modelo para esta nueva temporada.
La ruta en Garmin Connect AQUI
La ruta en Google Earth:

El perfil:

sábado, 25 de octubre de 2014

La noche es oscura y alberga... escajos. Coó-Mozagro-Coó

Lo que pretendía ser la primera sesión de "iniciación al trail para neurólogos" se convirtió por motivos de agenda (y de colitis no confesada de alguno de los candidatos) en una nueva edición del duo Sánchez-Rodríguez. La semana había sido larga y estresante, ¿la mejor manera de olvidar las tensiones laborales? una carrerita nocturna por el monte. Además, tenía ya ganas de estrenar mi frontal para algo más que cazar gamusinos con las crías en el camping.

Elegimos una rutilla cercana a la civilización, de aproximadamente 2 horas y con un poco de todo: Coó-Mozagro-Coó. La tarde noche animaba a correr: 20 graditos a las 19:30 con un nubarrón que amenazaba pero que al final solo dejo caer alguna gotilla. El Pascual que llega tarde, menos mal que hoy no hay prisa. Cogemos el coche y en cinco minutos llegamos a Coó. ¡Despegamos! Como tenía alguna duda de por donde se cogía la pista, preguntamos a dos señoras que miran perplejas a dos pirados que van corriendo a oscuras por el pueblo (¡aun falta una semana para Halloween!).

La subida inicialmente se hace por la pista que une Coó con Herrera de Ibio. Se ve reluciente a la luz del atardecer y subimos perfectamente sin frontal. Llegando al desvío hacia el Mozagro, ya casi noche cerrada, unos ladridos cercanos nos hacen encender los frontales para ver si los perros se nos echan encima. Falsa alarma, parece que están atados o no tienen ganas de fiesta. Llegamos al kilómetro 5 y aquí nos desviamos a la izquierda por un corto tramo de pista que lleva a un caserio, donde ya comenzamos la subida al Mozagro propiamente dicha.

La subida es larga, interminable y de noche más, pero la hacemos charlando entrecortadamente y comenzando a disfrutar de las estrellas y las luces de los pueblos de alrededor que se ven desde la creciente altura. Una vez en el pico del Acebo, nos encaminamos por el cordal hasta el vecino Mozagro (km 8,850).

Tras parar unos segundos a disfrutar de las vistas y beber un poco, buscamos el camino que viene del Toral con la idea de bajar y coger la senda que, desde la base del Mozagro, va por  la cara sur hasta llegar al refugio de la base del Acebo. Aquí me doy cuenta de que la ruta del GPS bajaba por el Acebo: habrá que improvisar. La noche me confunde y el GPS marca el camino a unos metros, pero no vemos más que escajos, y escajos.... En fin, parece que toca tratamiento exfoliante... Pascual bajando unos cuantos santos por detrás mio y "tó pa´lante". Son 50 metros, o menos, pero los suficientes para escajarnos hasta las trancas...

Retirando pinchos
"Selfie" trailero
Toca limpieza de escajos, quitarse los pinchos gordos y continuar, ahora ya bajando, por un sendero irregular y muy divertido que bordea la ladera sur del Mozagro y el Acebo. La última vez que lo hice estaba lleno de barro pero hoy toca en seco, cosas del viento sur. Concentrados en nuestras zancadas, esquivando el ganado que descansa en el camino y nos mira con sus ojos reflectantes, casi rozando el "mindfulness" ese que dice Pascual (yo soy más básico, mis genes pasiegos no me dejan llegar a esos estados de la mente) llegamos al Castañal de Coó (km 12). 

Nos internamos en el bosque y seguimos el PR, un sendero muy divertido, en constante descenso. El bosque impresiona de noche: oscuridad profunda solo rota por nuestros frontales, todo silencio a nuestro paso. De vez en cuando algún ruido sospechoso nos hace parar y escuchar, escudriñando la profundidad: los habitantes del bosque huyen de nosotros. En veinte intensos minutos, disfrutados al máximo,  atravesamos el castañal, saliendo ya al pueblo de Coó. De vuelta en la civilización.

En total 15,5 km, con 800m de desnivel positivos y 1600m  acumulados.

La ruta en Garmin Connect









domingo, 19 de octubre de 2014

P.N: Collados del Asón: vuelta a Colina y sendero de Hondojón

 Primera ruta "montuna" de la temporada. Aprovechando que estaba de rodríguez  y como a mis cómplices habituales les tocaba mantener vigilado el fuerte, me decidí a hacer una ruta en solitario. Mi estado de forma actual no está para muchos alardes, así que empece con una ruta andando-trotando. Las altas temperaturas en los valles y que no había madrugado mucho me hacían presagiar un día de calor y sufrimiento intenso (22º a las 10 de la mañana). Sin embargo, el fuerte viento en las alturas, que hacia casi imposible correr, alivió el calor de la surada.

La ruta une  los dos PR más típicos del P.N. : PRS-77y PRS-66, es decir, la vuelta a Colina y el sendero de Hondojón. En números: 22km con 1300m de desnivel positivo (2600 acumulado) todo por sendero irregular salvo el primer tramo de pista (1,5km). Bastante corrible si estás en forma. Durante el recorrido vi alguna fuente, pero estaba seca. El enlace entre ambos senderos lo hice "a huevo" siguiendo unos pequeños senderos de ganado, por una zona de helechos y escajos que en algún momento pueden cerrarse, aunque al lado había un camino que vi después. La cabra tira al monte.

Tiene tramos de hayedo muy bonitos, sobre todo en la subida a las cabañas de Saco y en la subida a la cabaña del pozo. Resulta espectacular la combinación de paisaje glaciar y kárstico. Mejor que yo os lo cuente, es que lo recorras vosotros.


Ruta y perfil:





Las vistas desde Colina:
Sur-Sudoeste: Picón del Fraile, con su decoración estilo militar, y Castro Valnera
La canal de la cañada de Moncrespo, en la bajada hacia Brenalvinto


En la subida a la cabaña del pozo, Carrio a la izquierda y Colina a la derecha, de donde venia

El hayedo de Hondojón, con Peña Lusa, los Porrones y el Busturejo (creo) detrás
La ruta en wikiloc: AQUI

 En resumen, hay que repetirla en compañía y explorar más esta zona que, aunque un poco lejos de casa, merece la pena.