viernes, 26 de septiembre de 2014

Cuando no puedes correr

Empecé a correr allá por el 2007 con el típico ¿a que no hay huevos de hacerse la Behovia San Sebastian? que me lanzó mi amigo Nacho. Y hubo. Y después vino otra media, y otra, y una maratón, y Julia,... Correr era mi opción de hacer deporte en mis ratos libres que, entre el trabajo, la familia y demás ocupaciones no eran (ni son) muchos. Un día vi unas zapatillas para correr por el monte y pensé que estaría bien subir  alguna vez a correr un poco. En ese momento cayeron mis primeras zapas de trail, unas grandiosas Asics Trabuco 11 que aún conservo (estamos hablando de 2009-2010). Tras alguna salida esporádica al monte, en 2011 comencé a ver que se organizaban carreras cortas, asequibles para un novato, y allá por septiembre de 2011 me apunté a mi primera carrera (en Castañeda), y me enganché. Y conmigo varios amigos con los que he compartido grandes momentos y algunos sufrimientos: Pascual, Jose, Sergio,... En este tiempo un montón de medias en Cantabria, Pais Vasco, Palencia, Asturias, tres Soplaos y, por fin, en Junio de 2014, mi primera ultra (GTP80k).

Ahora, tras un mes en blanco por una maldita piedra que me ha hecho pasar dos veces por quirófano, no veo el momento de volver a correr por el monte. He quitado un poco el mono subiendo a ver la berrea, pero...  necesito correr, llenarme de barro, escajarme, notar la lluvia y el viento en la cara, saltar riachuelos, sentir el alivio de meter los pies en un río tras correr varias horas,... esos pequeños placeres que solo sabrás apreciar si has corrido por el monte.

Mis compañeros de correrías, especialmente Pascual, llevan tiempo diciéndome que debía dejar mis rutas en un blog, y creo que este año voy a hacerle caso. Aún por definir nuestro reto de temporada, lo que es seguro es que nos lo pasaremos muy bien preparándolo, recorreremos muchos caminos y montes... y os iré contando para que también podáis disfrutar de ellos si os pica el gusanillo.